Por qué Darwin
En los últimos 40 años la perspectiva evolucionaria se ha transformado en el paradigma explicativo más influyente para comprender al ser humano, y una de las claves para entender su comportamiento individual y social. Es así como la psicología, la sociología, la antropología, la economía, la moral, la neurociencia, e incluso la medicina y la psiquiatría, están siendo abordadas y comprendidas desde esa perspectiva, y, recientemente, también las políticas públicas. Esa mirada permite tener una conceptualización común y una comprensión coherente de todas esas distintas disciplinas, emergiendo así una visión del ser humano y su naturaleza, que unifica los distintos ámbitos de su quehacer, en una concepción integradora, cohesionada y armónica.
“El Origen de las Especies”, publicado en 1859 por Darwin, explicó la evolución biológica de las especies mediante el mecanismo de selección natural. El posterior descubrimiento del DNA, permitió detallar el mecanismo de funcionamiento de dicho proceso, ratificando así la teoría de Darwin, y dándole un sustento que resulta coherente con las leyes de la física y la química.
A su vez, el proceso de desarrollo cultural – la cultura, es aquella información que no se transmite genéticamente, sino por medio de la imitación, de la enseñanza o el aprendizaje – también evoluciona, en un proceso análogo al biológico. Las ideas se transmiten de una mente a otra, y se retienen o “seleccionan naturalmente” las que resultan más aptas – más útiles, en un sentido general – a los individuos en cuyas mentes habitan.
Desde la perspectiva darwiniana surge una visión unificada del ser humano, en la que éste debe ser entendido como el resultado de un proceso de co-evolución de su herencia genética - los rasgos físicos y psíquicos seleccionados naturalmente a través del tiempo y retenidos en el pool genético de la especie - con el entorno cultural en el que habita. Ese entorno cultural está formado no sólo por el ambiente físico que lo rodea, sino principalmente por aquél que los mismos seres humanos han ido construyendo: la tecnología, las normas morales, legales y penales, las teorías científicas, las obras de arte o las creencias religiosas, que conforman el nicho ecológico fundamental en el que habitan las personas. Esa visión tiene, además de una gran potencia explicativa, un notable ajuste a la creciente evidencia empírica que se ha ido acumulando.
Los conceptos de “selección natural ” y “adaptabilidad” han demostrado tener una universalidad sorprendente. Además de ser centrales para la comprensión de las diversas facetas del comportamiento humano ya indicados, están siendo utilizados en otras ramas del saber, como la matemática - a través de los llamados algoritmos genéticos, y sus aplicaciones a la Inteligencia Artificial - o la medicina, para comprender las razones más profundas de muchas enfermedades.
En 2009 se cumplen 200 años del nacimiento de Darwin y 150 años de la publicación de “El origen de las especies”. Este evento será celebrado en diversas partes del mundo. En estos momentos se pueden contabilizar más de 32 eventos, y adicionalmente existe la iniciativa “Darwin Day Celebration”, que es un consejo compuesto por científicos de categoría mundial: Patrick Bateson, William H. Calvin, Helena Cronin, Richard Dawkins, Daniel C. Dennett, William Durham, Steve Jones, Robin McKie, Steven Pinker, Eugenie C. Scott, Michael Shermer, Frank Sulloway, Colin Tudge, Edward O. Wilson y Carl Zimmer.
La recién descrita importancia del legado intelectual de Darwin en el siglo XXI, amerita el revuelo mundial que este aniversario está generando, y la idea de que se celebre con gran fuerza en distintas partes del globo. Surge entonces la pregunta, ¿por qué también en Chile?